La principal deuda de la democracia es
LA POBREZA ,
que no solo se refleja en las necesidades básicas
insatisfechas o las dificultades de acceso a la canasta básica. Hay una pobreza
más dramática que inmoviliza un presente sin horizontes: la falta de
oportunidades para el progreso individual y familiar.
Sabemos que estamos en condiciones de
alimentar a 500 o más millones de personas
si liberamos nuestras potencialidades, sin embargo no podemos garantizar
la alimentación al 34 % de los argentinos que hoy, de acuerdo a datos oficiales
tienen sus Necesidades Básicas Insatisfechas.
Todos los gobiernos han tenido
aciertos y fracasos y todos han debido
soportar condiciones económicas internacionales adversas- intereses internacionales
altos; precios de los productos
agropecuarios, bajos- , que se constituyeron en la base de crisis económicas
reiteradas, acompañada de las políticas equivocadas y errores de administración
pública, como el excesivo gasto público de los gobiernos de turno.
Durante los gobiernos de Néstor y
Cristina Kirchner, estas condiciones objetivas variaron. Los intereses
internacionales son los más bajos en muchos años y los precios de los productos
agropecuarios y alimenticios, entre otros, son altamente rentables, pero a diferencia
de casi todos los países latinoamericanos que crecen más y con menores tasas de
inflación, Argentina se está frustrando y perdiendo una gran oportunidad de
desarrollarse.
La infraestructura de país-
ferrocarriles, redes viales, accesos, viviendas, energía-están colapsadas, la calidad
educativa en constante retroceso, la inseguridad creciente, la obra pública
semiparalizada, las instituciones y la división de poderes, debilitadas. El
federalismo, casi extinguido. Internacionalmente, nuestro país está aislado. Presión
fiscal en aumento, caída de las exportaciones, gasto público desmedido que
genera, entre otras consecuencias, desocupación.
Sectores económicos que andaban bien,
hoy están complicados, entre otros, producción agropecuaria; industria
automotriz; turismo; negocios inmobiliarios.
Actos de corrupción que hasta ahora complican
a un número importantes de funcionarios, encabezados por el Vicepresidente de La Nación , son algunas de las razones del desaliento.
Para cada indicador negativo o para
cada mala noticia, el gobierno encuentra en su relato a quien hacer responsable,
tratando de liberarse de sus propias responsabilidades. Realmente se hace muy
difícil hablar de “década ganada”.
La política debe, entre otras cosas: Reconstruir la convivencia y la educación de excelencia. Relanzar la
actividad económica. Rehacer la
infraestructura. Recuperar las
instituciones, la república, el federalismo y reinsertar a nuestro país en el
mundo.-
De cara a las elecciones generales del
2015, debemos ratificar que “la democracia se cura con más democracia”
porque la solución de los problemas es
colectiva y no de un pequeño grupo de supuestos iluminados.En el próximo
gobierno no debe haber espacio para la CORRUPCIÓN y si algún funcionario cometiera actos
de esta naturaleza, deberá ser investigado libremente por la justicia y
eventualmente castigado, sin que la corporación del Poder Ejecutivo ni otra, lo
proteja. Sólo debe haber espacio para la EJEMPLARIDAD a nivel nacional, provincial y municipal.-
Nuestros futuros gobernantes deben ser
además, capaces y con un proyecto de gobierno serio, fundado, viable y
explicitado a la sociedad.
Necesitamos candidatos y gobernantes, que piensen en el mediano y largo plazo y no sólo
en la coyuntura. No deberían tener lugar
políticos que se agoten en la vida social sin explicitar sus propuestas
políticas, evitando definiciones para no pagar eventuales costos políticos.
Estamos en las mejores condiciones
para iniciar un proceso de cambio que nos reinstale en el camino de resolución de los problemas a todos los
niveles. Pensemos con criterio y actuemos con responsabilidad.
JUAN JOSÉ CAVALLARI