10 de diciembre de 2010

Intervención del Diputado Cavallari en Sesión por el Presupuesto

Sr. CAVALLARI (UCR).- Pido la palabra.

Señor Presidente: Me siento absolutamente identificado con la posición del miembro informante de mi bloque, que, por otra parte, es la postura permanente que ha tenido nuestro bloque en el tratamiento de los diversos presupuestos.

Con algunos matices, nos hemos opuesto a las mismas políticas que nos proponían en los respectivos presupuestos, y por otro lado hemos reclamado permanentemente que el Presupuesto deje de ser un ejercicio contable, para que exprese y refleje las políticas que pretendemos darnos para la Provincia de Buenos Aires y para que, en definitiva, los ciudadanos de la Provincia sepan a través de esta ley de leyes, cuáles son las reglas de juego a que deben atenerse.

Quiero incorporar algunas reflexiones, que por otra parte también han sido reclamadas en el tratamiento de cada presupuesto. Nos venimos formulando las mismas preguntas, ¿cuál es el modelo de desarrollo de la provincia de Buenos Aires? ¿Cómo hacemos para consensuar políticas estructurales? ¿Cómo salimos de las cuestiones meramente coyunturales para pensar el futuro de nuestra Provincia?

Esta es una Provincia que tiene enormes desequilibrios. Esperemos los datos del último censo, pero les puedo anticipar que tenemos el 38 por ciento de la población; el 40 por ciento del producto bruto interno; somos los primeros productores nacionales de trigo con el 57 por ciento, de girasol con el 51, de maíz con el 32; somos el segundo o tercer productor con el tercio de la producción nacional de soja; somos el primer productor ganadero, con el 37 por ciento; tenemos el 50 por ciento del total nacional de la producción industrial; ocupamos el 45 por ciento de la mano de obra y somos una provincia minera -como se ha dicho en este recinto- ya que somos el segundo productor a nivel nacional y primeros en minerales áridos.

Sin embargo, tenemos como contraste que el 34 por ciento de la población tiene sus necesidades básicas insatisfechas, y lo que ha sido señalado acá en forma reiterada, el 21,2 por ciento de la coparticipación no refleja, ni por asomo, estos datos que daba en la primera etapa.

Pero éste no es el único desequilibrio. También tenemos un gran desequilibrio poblacional, con 10 millones de personas en 3600 kilómetros cuadrados, y con alrededor de 4 millones en más de 300.000 kilómetros cuadrados.

Estos desequilibrios también generan malestar, diferencias, cierta violencia, y cierta inseguridad.

Pero tenemos otros datos que no se pueden escapar: por cada peso que gana el 10 por ciento menos favorecido de la población, el 10 por ciento más favorecido gana 28,24 pesos.

Es decir, tenemos una situación que vuelve -porque en el gobierno de Néstor Kirchner habíamos descendido de 51 a 28-, y hoy estamos superando nuevamente el 28, más allá del debate que pueden generar los números. Esto es información del INDEC y no del Comité Nacional de la Unión Civica Radical.

Pero también tenemos diferencias con el trabajo precario; el 30 por ciento de la población de menores recursos hoy tiene solo el 7,7 por ciento de la riqueza cuando antes le correspondía el 8,1 por ciento.

También se acentúa la diferencia por género: el promedio de las remuneraciones de los hombres es de 1.700 pesos y el de las mujeres 1.200 pesos; esta diferencia de 41,7 por ciento había llegado hasta 25 por ciento en mediciones anteriores.

En cuanto a la concentración económicas tenemos diferencias. Todos estamos preocupados por la redistribución de la riqueza, pero en 2003 las primeras 250 empresas acumulaban el 23 por ciento del PBI y hoy absorben el 51 por ciento. Esto es una fuente de diferencias que incide sobre la seguridad.

Y si analizamos la educación y el desarrollo recurriendo, por ejemplo, a los índices de desarrollo humano, que es la manera de medir la educación con otras políticas sociales, considerando que la educación ha sido reivindicada como la mejor inversión por un liberal como Adam Smith en el 1700, o como Alfred Marshall o tantos otros que hoy están fuera de discusión, el índice ni siquiera tiene que ver con los índices de dificultad económica de los países.

Por ejemplo, según datos del PNUD, los Emiratos Árabes Unidos tuvieron el más alto PBI del planeta, 23.798 dólares por habitante y, sin embargo, en el índice de desarrollo humano ocupó el lugar 57 y Paquistán o la India, que son países pobres, están posicionadas muy por encima en tal medición.

Por lo tanto, las dificultades en el modelo educativo y en el desarrollo humano no es explicable solo por las dificultades económicas, es una cuestión de prioridad política, de acuerdo con las decisiones políticas que los gobiernos de turno adopten en este tema.

Estas desigualdades también fueron comparadas por la UNESCO que, por ejemplo, hizo un estudio entre Japón, que dispone de la mano de obra más calificada del planeta y la Argentina. En él se demuestra que en Japón los padres de los alumnos, que en el 95 por ciento de los casos cumple el ciclo primario con más de 248 días de clases, se encuentran satisfechos con la educación de sus hijos, mientras que en la República Argentina los padres cuestionan el modelo educativo y critican seriamente la educación que reciben sus hijos. Esto también contribuye a cierta inseguridad.

Podemos referirnos a tantos otros temas que fortalecen nuestra línea argumental, pero estos aspectos alcanzan para demostrarnos que el problema de la seguridad debe ser abordado en su integralidad. Y bienvenido el aumento del Presupuesto para la prevensión y represión del delito, nosotros lo votamos como lo hicimos con otras leyes.

No estamos en desacuerdo con la compra de más chalecos antibalas, más cascos o más armas, pero nos parece que el problema de la seguridad debe ser abordado en toda su complejidad. Sin ninguna duda, estas cuestiones, y otras que han sido señaladas en este recinto, merecen que las discutamos, pero no estoy muy seguro de que tengamos tanto tiempo para postergar el debate del modelo de la Provincia posible.

Por otro lado sostiene el gobierno que trabaja para generar empleo, pero si nos remitimos al presupuesto, para los ministerios de la Producción y Asuntos Agrarios en conjunto, alcanza al 0,46% del total, cuesta creer que pueda generarse mucho trabajo con este presupuesto. Hemos hecho un ejercicio que les voy a comentar, porque me parece que el tema pasa básicamente por la educación, por generar mayor riqueza, por generar más trabajo y más empresas, y creo que esa es una contribución fundamental para controlar la inseguridad.

Pero con respecto a este tema, hemos hecho un ejercicio que también muestra cierta injusticia en nuestro esquema. Hemos trabajado sobre la base de una cosecha en la provincia de Buenos Aires promedio, en la que hemos elegido las de 2007 y 2008, que no ha sido una cosecha súper extraordinaria, ha sido una cosecha normal, y le hemos incorporado los valores o los precios de pocos días atrás; y nos encontramos con este resultado: mi distrito, Nueve de Julio, aportará al erario nacional casi 68 millones de pesos y va a recibir del Fondo Federal Solidario, 485 mil pesos.

El distrito de Pehuajó va a aportar 87 millones de pesos, y va a recibir 711 mil pesos. Y así podríamos describir cada uno de los municipios de la provincia de Buenos Aires. Estas situaciones también engendran dificultades, diferencias y cierta violencia que contribuye al clima de la inseguridad que tanto preocupa, y con razón, a los legisladores. Creo que no podemos demorar más. El año que viene es un año electoral y, probablemente sea una buena oportunidad para que cotejemos y discutamos estos temas.

Probablemente, una de las cuestiones centrales que deberíamos sincerar y discutir es si la concentración económica en una caja única es una herramienta imprescindible para salir de esta situación de crisis, y es probable que muchos piensan que sí.

Otros como yo, pensamos que la descentralización, el fortalecimiento de los municipios y la recuperación de la capacidad económica de las provincias es la solución del problema, no la concentración en una caja única; porque nadie conoce mejor los problemas del municipio que la propia clase dirigente del municipio y su población. Nadie conoce mejor una provincia que la propia clase dirigente y sus ciudadanos.

Me parece que si no definimos estas políticas, nos vamos a encontrar con problemas crecientes y que le vamos a tener que comprar un chaleco antibalas a cada ciudadano de la provincia de Buenos Aires. Quiero insistir en este planteo, quiero insistir en este debate, porque estamos preocupados con esta situación y me parece que no deberíamos perder más tiempo, y deberíamos generar, en el menor tiempo posible, este debate.

Por último, nosotros acompañamos, concluyendo el párrafo inicial de mi intervención, en general, este presupuesto como lo hemos hecho los años anteriores, porque estamos absolutamente convencidos como partido de poder que somos y que queremos seguir siendo. No somos un partido de oposición; en todo caso, de una oposición circunstancial; queremos disputar el poder, queremos ser alternativa, y esto tiene mucho que ver, también, en la decisión de acompañar, en general, al Presupuesto, marcando nuestras diferencias, que han sido señaladas por el miembro informante con absoluta claridad.

Muchas gracias.

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